Es una historia tan conmovedora – la del inmigrante anciano que pasa años y décadas trabajando y cuidando a otros, ahorrando dinero aquí y allá, enviándolo a casa poco a poco para ayudar a sus seres queridos en México.
¿Pero qué pasaría si tú fueras el inmigrante anciano que ahora se enfrenta a la jubilación sin forma de mantenerse? Sin ahorros, sin pensión, sin Seguridad Social. ¿Cómo sobrevivirás? Pasaste toda tu vida laboral en el Norte, viviendo para ayudar a los demás¿quién te ayudará ahora a vivir?
Eso no es alentador – es aterrador.
En California y Arizona el lunes -concretamente en Santa Ana, San José, San Bernardino, Los Ángeles y Phoenix- los inmigrantes ancianos salieron a la calle para exigir una pequeña dosis de justicia y seguridad para ellos.
En la “Caminata con Bastones” por la Justicia y la Seguridad, los inmigrantes mexicanos de edad avanzada en esas ciudades marcharon a sus consulados mexicanos para exigir el acceso a las prestaciones de jubilación a través de Pensión Bienestar, el programa nacional de seguridad social de México.
Cada uno de ellos llevó una carta al Gobierno mexicano explicando su difícil situación. Son uno de los millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos que envejecen sin red de seguridad.
“No pedimos una limosna ni un regalo, sólo que nos devuelvan lo que hemos ganado”, dijo Marta Salazar, una inmigrante de Morelos que ha vivido en California durante casi 25 años, trabajando doble turno y enviando remesas a su familia. “He tenido que mandar dinero año con año, día con día, para mis hijos, para su bienestar, para construirles una casita, para que puedan comer. Ahora tengo que pensar en mí”
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