Estamos en el Valle del Río Grande por lo que se anuncia como un cambio monumental en la estrategia de nuestro país para manejar a las personas que migran a nuestra frontera sur. El Título 42 termina a las 11:59 de esta noche y entran en vigencia algunas reglas nuevas que arman la sección de la ley conocida como Título 8.
A primera vista, el cambio puede caracterizarse como un tipo de dureza que se formaliza, reemplazando un tipo más informal de desincentivo de la migración, o más claramente: es más cruel. La crueldad es lo que sucede cuando, en lugar de lidiar con las desigualdades de riqueza y oportunidades en este planeta de una manera constructiva y equitativa, elegimos ceñirnos los lomos, construir muros y tomar las armas.
Ayer, observé a la gente mientras cruzaban nadando el río hasta la orilla opuesta. Observé con personas que intentaban tomar sus propias decisiones. Una mujer con la que hablé describió su propio dilema como una elección entre quedarse en el campamento a esperar una cita para defender su caso, señalando el asentamiento lleno de basura, con poca higiene, poca comida, lonas para refugiarse o, mientras señalaba con su mano hacia el río, para cruzar, sólo para correr el riesgo de ser devueltos al país del que huyen desesperados.
No estoy seguro de cómo el cambio en la política influiría en esa decisión, y tampoco parece ser lo más importante allí. Espero aprender más, ya que la deportación, con penas duraderas, reemplaza a la mera expulsión bajo el nuevo régimen.
Hoy buscamos el otro lado, en la lejana orilla del ayer. ¿Adónde van cuando suben después de cruzar nadando? Los encontramos, junto a la universidad: algunas estaciones para “procesamiento”, en un camino que sigue el río del lado estadounidense. Y resultó que hoy se planeó un espectáculo especial de la Guardia Nacional, autorizada por el gobernador, tropas, Respuesta Rápida, para defender la patria de mujeres, hombres y niños mojados.
Las tropas portaban escudos antidisturbios, y el general de brigada, con su arma enfundada, prometió a la prensa reunida que estaríamos muy orgullosos de que se preparara la respuesta militar. Nos aseguraron que estas tropas tenían el poder de interferir con cualquier acto delictivo, no solo para brindar apoyo logístico.
Regresaré a Matamoros en una hora más o menos, para ir de nuevo a ver cómo las familias se lanzan al río. Necesito volver a verlo, y ver si la lluvia de ayer ha crecido el río, fortaleciendo la corriente que corre hacia el mar.
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