En la semana del Día Indígena (10 de octubre) , varios periódicos y demás medios informó sobre el racismo de tres concejales “latinos” contra afroamericanos, oaxaqueños, LGBTQ,… Las expresiones de odio grabadas de los concejales fueron brutales, despiadadas e inaceptables para cualquiera. particularmente para aquellos en posiciones de influencia. Su remoción del cargo, si bien es necesaria, no es suficiente.
Esta discriminación contra las comunidades históricamente marginadas es sistémica, normalizada y consecuente, según se mide por el menor ingreso per cápita de las minorías, la propiedad de la vivienda, el nivel educativo, la representación política. Simplemente, la mayoría de los perpetradores no son atrapados y siguen siendo poderosamente influyentes en el trabajo y activamente aseguran su dominio. Pero lo más importante, estos individuos siguen/reproducen culturas institucionales que reflejan una discriminación histórica de jure(legalizada) que persiste de facto (en valores y prácticas).
En consecuencia, las estructuras históricas de desigualdad se mantienen en el empleo, la vivienda, la educación, los medios de comunicación y así sucesivamente; las comunidades negras y latinas se mantienen abajo. Estas tendencias institucionales deben abordarse con políticas y leyes duras que adopten una democracia sustantiva e inclusiva.
En Sacramento State construimos el Centro de Raza, Inmigración y Justicia Social (CRISJ) entendiendo los fracasos de los nacionalismos y la necesidad urgente de construir coaliciones entre diversas comunidades a lo largo del marco fundamental de la justicia social interseccional.
Conectarse entre/dentro de comunidades desiguales no es fácil, pero es esencial; particularmente porque los individuos y los grupos interactúan dentro de estructuras de valoración/tratamiento desigual según la raza, el género, la clase, la sexualidad, la nacionalidad. La deshumanización de las comunidades indígenas, negras y otras comunidades marginadas tiene una larga y cruel historia que perdura, especialmente, cuando minorías mismas asimilan ideologías de supremacía racial, de género, de clase.Como en el caso de Los Ángeles, los “latinos” son de ascendencia indígena y no pasan por blancos, pero acogen las lógicas de la supremacía blanca.
Si bien estamos perturbados, heridos y decepcionados, tenemos esperanza por las relaciones significativas, afirmativas y amorosas que construimos a través de las fronteras para impulsar la equidad y la dignidad de todas las personas. Nuestra mejor oportunidad para triunfar es seguir promoviendo una democracia pluralista, inclusiva y de abajo hacia arriba que avance los intereses saludables de todos y al mismo tiempo desbaratar las jerarquías de raíces coloniales que persisten en nuestra sociedad.
En solidaridad y amistad,
Manuel Barajas, Ph.D.
Cofundador de CRISJ
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