La Corte Suprema acaba de anular Roe v. Wade y despojó a 36 millones de mujeres de la libertad de tomar sus propias decisiones sobre sus propios cuerpos, atención médica y futuro.
Miles han salido a las calles con indignación y enojo por esta decisión antidemocrática, que no eliminará los abortos pero los hará ilegales, peligrosos, costosos y explotadores en muchos estados de los EE. UU.
Los jueces conservadores también ven el fallo como una oportunidad para anular otros derechos personales que hemos ganado durante el último medio siglo, incluido el derecho a la privacidad y los derechos LGBTQ de tener relaciones íntimas.
Pero la ola feminista del siglo XXI no aceptará este ataque a sus libertades personales, ya que es un ataque contra la diversa clase trabajadora. Se exigen derechos reproductivos para elegir a su familia y también el apoyo social y económico que las familias necesitan para prosperar. Ya que esta ola feminista no es solo otra ola feminista que está contraatacando. El movimiento social por la libertad sexual y de género está siendo liderado por jóvenes de clase trabajadora en todos los países.
La insistencia en nuestros derechos reproductivos, en la liberación queer, en nuestros pronombres, es una afirmación hermosa de nuestro valor humano inherente e incondicional. No solo es una oposición a una decisión judicial. Se está en contra con todo el maldito sistema del patriarcado, el abuso sexual y reproductivo, el desempleo, la educación masculina, el encarcelamiento, el enjaulamiento de niños, las masacres públicas, el asesinato policial, la falta de vivienda, los opioides, las epidemias, la especulación médica, el capitalismo, la guerra, el abandono y la catástrofe climática, en si contra todo el sistema que es antagónico a nuestra existencia.
La ola feminista del siglo XXI está demandando un mundo que valore verdaderamente la vida y no esperará el permiso de nadie para crearlo.
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