El siguiente artículo se publicó por primera vez en The Border Chronicle el 20 de abril de 2023. Según Todd Miller, “este ensayo fotográfico analiza los ríos y el agua, la agricultura y los conflictos, los arcoíris y las garzas, el cambio climático y la migración desde y a través de las fronteras mexicanas.”
En el patio de trenes en las afueras de la ciudad de Chihuahua, un tipo sentado debajo del puente me preguntó cuántos países había visitado en mi vida. “¿Has estado en muchos de ellos?” preguntó. Acabábamos de conocernos. Me había acercado a él y a otros siete venezolanos, acompañados por periodistas del medio independiente Raíchali y gente de la organización chihuahuense de ayuda al migrante Uno de Siete Migrando, nombre que le recuerda al mundo que una de cada siete personas está en movimiento. El hombre me dijo que había estado en 14 países. Mientras los nombraba—Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala, etc.— me di cuenta de que estaba nombrando todos los países por los que habían pasado, durante semanas, meses, para llegar a ese remoto patio de trenes.
Tomé la foto de arriba y las demás a lo largo de este ensayo durante un viaje a Chihuahua la semana pasada en el que estaba analizando el agua, la militarización, el conflicto y la migración en la zona fronteriza del norte de México. Como se puede ver, el grupo venezolano esperaba un tren para el tramo final a Ciudad Juárez, a 370 kilómetros de distancia. Eran las 21:30 Aunque estábamos lejos de la frontera real, un camión de seguridad retumbó a través de la grava con un foco brillante, lo que hizo que pareciera que estábamos en una zona de control. Me acordé de escenarios similares en los patios de trenes del sur de México en Tabasco y Chiapas. Justo el día anterior, cientos de personas, principalmente de Venezuela, Colombia y Honduras, intentaron un cruce masivo de Ciudad Juárez a Estados Unidos. En la mente de la gente estaba fresco el incendio del 28 de marzo que mató a 40 personas encerradas en una prisión de inmigración en Juárez.
Para llegar al patio de trenes, pasamos por una maquila de la empresa estadounidense Maxion. El letrero de la compañía, en inglés, decía “Maxion Wheels Matter”. El eslogan de la empresa es “Hacemos avanzar la movilidad”, una noción vertiginosa dada la ubicación de la maquila justo al lado del patio de trenes donde cientos de migrantes se suben al tren en un día cualquiera con dirección al norte. En exhibición estaba la discrepancia omnipresente entre quién tiene movilidad y quién no.
Según Glassdoor, el salario promedio anual de un trabajador de línea en Maxion es de $101,748 pesos, o alrededor de US $5,653, US $471 por mes. Según El Economista, cuatro de cada 10 mexicanos no pueden acceder a una canasta básica. El precio de un galón de leche, por ejemplo, supera los US$4. Las personas migran por muchas razones, pero llegar a fin de mes es importante.
Otra razón clave es el clima cambiante. El suroeste de Estados Unidos y el norte de México están experimentando lo que los científicos han definido como una megasequía que ya dura más de 22 años. Esta es la sequía más larga registrada desde el año 800 EC y, según los científicos, se ha visto exacerbada por el cambio climático. Esta fue una de las razones por las que estaba en Chihuahua. En la foto de arriba está la represa Francisco L. Madero, que
La Guardia Nacional de México requisó en 2020. Esta fue una de las tres represas militarizadas por el gobierno federal mexicano después de que CONAGUA, la comisión del agua, declarara que enviaría agua a los Estados Unidos., según lo estipulado por un tratado de agua de 1944, para disgusto de los productores locales. Inmediatamente después de esta declaración, la megasequía mostró sus dientes. El resultado fue una guerra de agua de 10 meses. Una persona a la que entrevisté me dijo que lo tiraron al suelo en la represa Madero, junto con su hijo, y que la Guardia Nacional lo golpeó.
Jesús Mata, fotografiado aquí con su cultivo de alfalfa, asaltó la presa cercana de Boquilla, que también fue militarizada por la Guardia Nacional. Dijo que llevó un garrote de hierro al frente, y agregó que nunca antes había experimentado gases lacrimógenos. Esa acción en septiembre de 2020 obligó a la Guardia Nacional a abandonar la represa luego de que muchas personas resultaron heridas y detenidas, y una persona murió. Estoy trabajando en un libro que analiza esto, y tendré más sobre esto más adelante.
Aquí hay trabajadores agrícolas sembrando jalapeños en un campo regado con agua de la represa Boquilla. Estos chiles serán ahumados y exportados a Estados Unidos como el famoso chile chipotle. Muchos de estos jornaleros eran de la Sierra Tarahumara, un área de importante desplazamiento forzado bajo la amenaza de la violencia. El salario diario promedio de un trabajador agrícola en México es de 167 pesos, o un poco más de US$9.
Otra represa que visité fue la Chuvíscar en la ciudad de Chihuahua. Yo estaba con un grupo llamado Salvemos los Cerros de Chihuahua. Luis Andrés Rivera, el vocero del grupo, en la foto de arriba, caminó a lo largo del río en busca de peces muertos. Y, he aquí, los encontramos, como se muestra arriba, cientos de peces muertos flotando en la superficie del agua. El río había sido contaminado por BAFAR, una empresa mexicana con sede internacional en El Paso, Texas, que elabora carnes procesadas como mortadela, hot dogs y nuggets de pollo. Había vertido sus desechos en las aguas río arriba de donde aparecieron los peces, aunque afirmó haber dejado de hacerlo en 2021. Salvemos los Cerros de Chihuahua lleva años trabajando en estos temas, limpiando los ríos y realizando proyectos de reforestación, además como la promoción de leyes y el encendido de campañas para proteger la tierra viva. “Somos anticapitalistas, radicales, con cara de Boy Scout”, me dijo Luis con una sonrisa.
El día que visité la represa Francisco Madero, un arcoíris arqueado vino con una tormenta al final de la tarde. Tomé esta foto de espaldas a la represa, mirando hacia el río San Pedro, que es un importante lugar de descanso para las aves migratorias que viajan por Chihuahua, como el zorzal de pecho amarillo, el mirlo de alas rojas y el pelícano blanco.
Y hablando de aves migratorias, nos topamos con decenas de garzas posadas en un árbol en la propiedad de la maquila de Maxion, mientras nos alejábamos del patio de trenes en las afueras de la ciudad de Chihuahua. Nos dimos cuenta de esto después de que dejamos a los siete migrantes venezolanos esperando el tren. Había algo en este árbol con garzas que traía una sensación de asombro, una sensación de nuevas posibilidades, una sensación de que algo inesperado podría suceder.
En Ciudad Juárez, justo al lado del puente internacional, hay un campamento improvisado, en la foto de arriba. La gente está esperando para cruzar, muchos con solicitudes de asilo. Cuando estaba a punto de cruzar de regreso a los Estados Unidos, pensé en las personas que había conocido en el patio de trenes de Chihuahua un par de días antes. Me preguntaba si podrían subirse a un tren y llegar a la frontera. Me preguntaba si mi amigo llegó a su país número 15.
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