El 1 de septiembre, en medio de la pandemia, terminó la moratoria federal limitada de desalojos, lo que obligó a millones de inquilinos y pagadores de hipotecas a perder sus viviendas. Añadimos a está situación el nivel histórico de desempleo, más de 15 millones, la gente se encuentra al borde de la ruina. Muchos no habían conocido la pobreza hasta ahora que se encuentran hacienda fila para recibir comida para la semana.
La gente ha recibido con alivio el anuncio de qe habrá otra moratoria hasta el 31 de diciembre. Diane Yentel, de la Coalición Nacional de Vivienda para Personas de Bajos Ingresos, elogió la orden como “sin precedentes” y “muy atrasada.” Ella dice, esta es una “medida a medias que extiende un precipicio financiero del que los inquilinos caeran con el fin de la moratoria y tener que pagar la adeuda del alquiler atrasado”. (Politico).
La crisis de la vivienda está mostrando la bancarrota moral y económica de un sistema dirigido por multimillonarios y corporaciones.
La lucha para cancelar el alquiler, detener los desalojos y dar vivienda a las personas sin techo es una lucha por una sociedad en la que todos tengan garantizada una vida digna.
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