El 6 de septiembre, Ayşenur Ezgi Eygi, de 26 años, fue asesinada por tropas israelíes. Ayşenur, junto con otros miembros del Movimiento de Solidaridad Internacional (ISM), asistían a una oración del viernes con palestinos en Cisjordania cuando las tropas israelíes los atacaron. Las tropas israelíes rodearon al grupo y lanzaron gases lacrimógenos y munición real. Al ver llegar a las tropas, Ayşenur y otros se refugiaron en el olivar cercano. Ayşenur recibió trágicamente un disparo en la cabeza y otro activista recibió un disparo en la pierna.
Ayşenur falleció en el hospital debido a sus heridas. A pesar de los informes de que palestinos y manifestantes lanzaron piedras a las tropas israelíes, los testigos oculares aseguran que no hubo enfrentamientos antes de los disparos. La familia de Ayşenur ha pedido desde entonces una investigación independiente sobre su muerte. Su familia ha pedido a la administración Biden que investigue su muerte, pero no ha recibido mucho apoyo de la administración, aparte de una carta que afirma que hay terroristas en ambos lados. Recién el 25 de septiembre, 103 miembros del Congreso exigieron una investigación independiente sobre su muerte. Mientras tanto, los palestinos en Cisjordania honraron a Ayşenur en una procesión donde fue llevada por palestinos y su cuerpo fue cubierto con la bandera palestina y una keffiyeh.
La muerte de Ayşenur no es la primera vez que un activista estadounidense es asesinado por las Fuerzas de Ocupación Israelíes (IOF). Su muerte ha vuelto a poner de relieve la muerte de Rachel Corrie, una activista también del ISM que fue aplastada por las fuerzas israelíes en 2006. Otros estadounidenses también han dado su vida en apoyo de la causa palestina, como Aaron Bushnell y, más recientemente, Matt Nelson, estadounidenses que se inmolaron para crear conciencia sobre los crímenes terroristas de Israel.
La muerte de Ayşenur es un duro recordatorio de la inhumanidad de Israel. Era una joven que amaba a su familia y amigos, que disfrutaba cocinando para sus seres queridos, que amaba las plantas y se decía que preparaba el mejor café turco. Fue por su amor y empatía hacia los demás que abogó por los palestinos. Participó en la organización del campamento y la acción de graduación de la Universidad de Washington y viajó a Cisjordania en sus últimos días para seguir luchando por la liberación palestina. No debemos olvidarla a ella ni a los miles de mártires palestinos que han muerto a causa de la crueldad de Israel permitida por los Estados Unidos. La familia de Ayşenur nos deja el siguiente mensaje:
“Como la olivera bajo el que yacía y donde exhaló su último suspiro, Ayşenur era fuerte, hermosa y nutritiva”.
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