El siguiente artículo fue publicado originalmente por Jesús de la Torre de Frontera Dispatch, parte de Hope Border Institute. Fue enviado a través de un boletín electrónico el 4 de junio de 2024.
Día tras día, las bandejas de entrada de nuestro equipo se llenan de solicitudes para ayudar a personas baleadas por agentes de Texas, personas con condiciones médicas graves varadas en Ciudad Juárez que no pueden obtener una cita con CBP One y familias destrozadas por la violencia que buscan estabilidad en los EE. UU.
El presidente Biden les dio un portazo a todos ellos hoy. Protegido por las autoridades fronterizas, el presidente anunció un límite al procesamiento de asilo que dejará a muchos en peligro y enviará a muchos otros nuevamente al peligro. La decisión fomentará una ya desenfrenada industria de secuestro y extorsión que se aprovecha de la desesperación de la gente, y probablemente obligará a México una vez más a aceptar y reubicar a personas expulsadas, alimentando una violenta industria de control migratorio que la primera mujer electa presidenta del país país, Claudia Sheinbaum, tendrá que afrontar.
Aunque es probable que esta proclamación sea rechazada en los tribunales, profundiza la crisis moral de una administración que es incapaz de defender nuestros compromisos más básicos con las personas que buscan seguridad e incluso las ataca.
Es hora de invertir el rumbo y centrar las voces de las personas en movimiento y en la frontera. Es hora de una humanidad y creatividad ilimitadas, como lo demostraron los autores de la Academia de Investigación de HOPE en nuestro último informe con la Facultad de Derecho de la Universidad de Temple bajo la dirección de la Dra. Gabriella Sánchez, “Reimaginando el sistema de protección migratoria: reflexiones críticas desde la frontera.”
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