Stephen Miller creció en Santa Mónica, California y desde muy joven era conocido por tener opiniones extremadamente opuestas a las de su ciudad natal. Si bien es difícil determinar con exactitud en qué momento el hijo de una familia rica de tendencia liberal se volvió hacia el conservadurismo, el clima político de California en la década de 1990, se puede atribuir a las creencias de Miller. La aprobación de la Proposición 187, que intentaba negar a los inmigrantes indocumentados el acceso a servicios sociales como educación y el énfasis del exgobernador de California Pete Wilson en la “invasión en la frontera” fueron algunas de las narrativas racistas con las que Miller creció, y las adoptó para convertirse en el zar de la inmigración de Trump.
Miller asistió a la Universidad de Duke y escribió para el periódico de la escuela “The Chronicle” en su columna “Tiempo de Miller”. Allí habló de la corrupción de la cultura estadounidense en manos de la izquierda, la paranoia racial, y sus preocupaciones de seguridad nacional posteriores al 11 de septiembre. Su artículo sobre los atentados terroristas del 11 de septiembre brinda la mayor perspectiva sobre su futura carrera en la protección del país. Escribió que los estadounidenses conocían las cifras, pero desconocían el verdadero horror de los atentados, y que si más personas comprendieran eso, comprenderán su preocupación por fortalecer la seguridad de las fronteras.
Después de graduarse de Duke, Miller se mudó a Washington D.C. y comenzó a trabajar para la ex congresista Michele Bachmann y el senador Jeff Sessions. Como director de comunicaciones del senador Sessions, ayudó a redactar el “Manual de Inmigración” llamando a la reforma migratoria la frase más abusada en el idioma inglés que beneficiaría a todos excepto a los estadounidenses. Compartiendo que incluso los inmigrantes que ingresan al país legalmente deberían tener límites, ya que están quitando oportunidades laborales a los estadounidenses desempleados que reciben asistencia social. Su manual ayudaría a matar la “Banda de los Ocho” un plan que simultáneamente crearía un camino hacia la ciudadanía y fortalecería la frontera.
Miller luego se tomó una licencia de ausencia de la oficina de Sessions para unirse a la campaña presidencial de Trump de 2016. Tras la primera victoria de Trump, se convirtió en asesor principal de políticas y escritor de las políticas de inmigración de la administración pero tuvo dificultades porque los tribunales y otros funcionarios del gobierno bloquearon sus intentos de utilizar al FBI para realizar redadas de inmigración y otras políticas que estamos viendo hoy. Se dice que es el “cerebro de Trump” en materia de inmigración y se le ha comparado con Waffen-SS, una rama de combate del grupo paramilitar del Partido Nazi.
A Miller se le puede atribuir la primera prohibición de viaje de varios países musulmanes, así como separaciones familiares en la frontera. Un miembro del Departamento de Seguridad Nacional describió la política de tolerancia cero como una forma de que la agencia se está convirtiendo en un laboratorio personal para Miller. Creía que, al separar a padres e hijos tras su detención, se disuadirá a los migrantes de cruzar la frontera estadounidense. Si bien la política generó críticas y fue revocada por una orden ejecutiva, Miller continuó apoyándola y, dos años después, se descubrió que continuaba.
Ahora de regreso para el segundo mandato de Trump, Miller ha declarado que “el presidente tiene autoridad plenaria”, en otras palabras, Trump tiene el poder absoluto de un rey. En su nuevo rol como subjefe de gabinete y asesor de Seguridad Nacional, Miller ha exigido que los agentes ICE arresten a un mínimo de 3,000 personas al día, el triple que durante la primera presidencia de Trump. Descrito como “demasiado feliz” con las deportaciones, en marzo, cuando un juez federal ordenó la suspensión de los vuelos con destino a El Salvador con migrantes deportados, Miller exigió que continuarán como parte de su agenda.
Como el miembro más poderoso del personal de la Casa Blanca, ha escribió o editó cada orden ejecutiva que Trump ha puesto en marcha, entre otras, la “Orden Ejecutiva para Proteger al Pueblo Estadounidense contra la Invasión” y “Orden ejecutiva que protege el significado y el valor de la ciudadanía estadounidense”. Considerando que no tiene un título en derecho, muchos cuestionan las tácticas legales que tiene Miller para poder seguir difundiendo su ideología racista de supremacía blanca, ya que muchas de sus iniciativas han sido enviadas a los tribunales.
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