El pasado julio fue el mes más caluroso que se ha sentido en 100 años. En Puerto Rico, poco más de un millón de personas cerca de una tercera parte de su población total hoy día, se lanzó a la calle para forzar la renuncia de su entonces gobernador colonial Ricardo “Ricky” Rosselló.
Dicho evento se convirtió en un fenómeno mediático viral: el “verano Puertorriqueño”. Aunque descrito por muchos como “el nacimiento de un nuevo Puerto Rico”, “una rebelión liderada por “millenials”, “un rechazo masivo de los partidos coloniales”, es muy temprano aún para determinar su verdadero impacto.
Y aunque tuvo lugar en un territorio colonial USAmericano, el carácter sin precedente de su magnitud y la naturaleza de sus reclamos puede que contenga lecciones muy pertinentes para las vidas de muchos si no la mayoría de los trabajadores aquí en USAmérica continental.
En principio, la gota que derramó la copa fue la develación, de un chat privado del entonces gobernador “Ricky” Rosselló y sus asociados más cercanos. Dicha develación se sospecha que fue obra de un insatisfecho miembro del gabinete de gobierno.
El chat sale a la luz pública salpicado de insultos hacia figuras públicas conocidas pero sobre todo coloreado con burlas y desdén hacia los trabajadores más empobrecidos y marginados; además de iluminar los cuartos oscuros de las prácticas corruptas y conspirativas entre inversionistas privados, publicistas y administradores de gobierno.
Ángel Agosto, un veterano periodista, escritor y organizador político durante las intensas luchas de los años ‘70 en Puerto Rico plantea que la movilización “Ricky, Renuncia”, como todo movimiento popular aparentemente espontáneo “siempre tiene una historia que lo precede”. Añadiendo que dichas rebeliones “pueden llevar a grandes transformaciones políticas como también pueden terminar en el olvido”.
Para Agosto “Ricky, Renuncia” fue “un estallido de indignación”, un grito de rabia dentro de un paisaje noticioso plagado de actos de saqueo y corrupción en agencias gubernamentales claves como educación y finanzas públicas; y en un ambiente de recortes drásticos al presupuesto público de educación, servicios de salud y sistema de pensiones obreras impuestos por una Junta de Control Fiscal creada por el Congreso Federal USAmericano.
“Movimientos como estos eran predecibles” señala Agosto. “El sistema capitalista cría sus propios sepultureros”, añade en tono sentencioso ya que en Puerto Rico, tanto como en los E.E.U.U. continentales los sepulteros potenciales de su sistema político y económico son los hijos y nietos de las generaciones previas; los excluidos del mercado laboral, condenados a la precariedad de trabajos a tiempo parcial y bajos salarios y forzados a ser esclavos de las deudas, mientras la automatización elimina empleos a escala masiva dejando un espacio muy reducido a muy pocos trabajadores especializados.
“Ricky, renuncia” ha generado asambleas populares como hongos tras una la lluvia intensa, a través de ciudades y pueblos de la isla de Puerto Rico. Aunque aún son de pequeña escala expresan desafíos contra el presente régimen colonial y sus élites políticas corruptas y explotadoras.
De mantenerse y profundizarse dichas asambleas su potencial de lucha y transformación se mantendrá vivo. De lo contrario, como bien sugieren Ángel Agosto y muchos otros observadores, el éxito del “verano puertorriqueño” pasará al saco del olvido histórico.
“Ricky, renuncia” ha generado asambleas populares como hongos tras una la lluvia intensa, a través de ciudades y pueblos de la isla de Puerto Rico.
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