PATRONES HISTÓRICOS DE EXCLUSIÓN
Los ideales estadounidenses de vida, libertad y búsqueda de la felicidad fueron expresados en la Declaración de Independencia de 1776, pero a pesar de esas palabras idílicas, los inmigrantes han enfrentado xenofobia, racismo y resistencia. La experiencia inmigrante en Estados Unidos ha estado marcada por un patrón de sentimientos hostiles hacia la inmigración, reflejado en los medios de comunicación y en políticas gubernamentales que excluyen, deportan e encarcelan a inmigrantes de países no europeos.
El trato desigual por parte del gobierno de EE. UU. puede observarse ya en el siglo XVIII, con la Ley de Naturalización de 1790, que solo otorgaba la ciudadanía a los inmigrantes blancos. La llegada de inmigrantes chinos a Estados Unidos para trabajar en los ferrocarriles, las minas y las granjas a mediados del siglo XIX generó el temor de que los chinos estuvieran quitándoles empleos a los estadounidenses blancos.
Una caricatura publicada en Harper’s Weekly en 1871 muestra a un inmigrante chino escondiéndose de una turba blanca armada y enfurecida, bajo varios letreros antichinos, uno de los cuales decía: “El paganismo chino tiene, por sus frutos, una inmortalidad práctica mucho más vil que la conocida entre cualquier pueblo europeo o cristiano.” El lenguaje representado en la caricatura ejemplifica el sentimiento público de la época de que los chinos eran “más viles” que cualquier europeo o cristiano. El sesgo del gobierno estadounidense contra la inmigración china culminó en la Ley de Exclusión China de 1882.
La animosidad estadounidense hacia los inmigrantes no europeos solo creció durante la crisis económica de la Gran Depresión en la década de 1930 y se dirigió contra los mexicanos y los ciudadanos mexicano-estadounidenses. Los periódicos llamaban a los mexicanos y mexicano-estadounidenses —muchos de los cuales eran ciudadanos estadounidenses— “hordas extranjeras” y publicaban titulares como “Esfuerzos unificados para expulsar a los extranjeros están en marcha”. Las restricciones del gobierno de EE. En los EE. UU., sobre la inmigración no europea se intensificaron hasta convertirse en deportaciones masivas de aproximadamente un millón de mexicanos y mexicano-estadounidenses entre 1929 y 1936, violando los derechos constitucionales de los ciudadanos mexicano-estadounidenses.
En la década siguiente, durante la Segunda Guerra Mundial, el odio del público estadounidense hacia los japoneses contrastaba con sus impresiones más favorables hacia los alemanes, a pesar de que Estados Unidos estaba en guerra tanto con Japón como con Alemania. Los periódicos estadounidenses presentaban a todos los japoneses y a los japoneses-estadounidenses como enemigos, mientras distinguían entre los alemanes y los nazis. La Orden Ejecutiva 9066 del presidente Roosevelt obligó, en 1942, a aproximadamente 120,000 personas de ascendencia japonesa, de las cuales unas 90 000 eran ciudadanas estadounidenses, a ser internadas en campos de internamiento
EXCLUSIÓN ACTUAL
Este no es un problema del pasado; el sesgo continuo a favor de los inmigrantes europeos frente a los inmigrantes no europeos está bien documentado en los periódicos y en las encuestas de opinión pública. En una encuesta realizada por The Washington Post en 2022, los participantes estadounidenses mostraron una preferencia por los refugiados ucranianos frente a los afganos, con una diferencia de 14 puntos porcentuales. Más participantes creían que los refugiados afganos —y no los ucranianos— “aumentarían la probabilidad de terrorismo en nuestro país”, a pesar de que “entre 1980 y 2016, los refugiados no cometieron ningún ataque terrorista fatal en Estados Unidos”.”
En una manifestación actual de animosidad hacia los inmigrantes no europeos, los asistentes a la Convención Republicana aplaudieron con entusiasmo cuando el entonces candidato presidencial Donald Trump declaró en la Convención Nacional Republicana de 2024 que la “crisis migratoria” de Estados Unidos estaba extendiendo “miseria, crimen, pobreza, enfermedad y destrucción en comunidades de todo nuestro país”, y que las ciudades estadounidenses estaban siendo “inundadas” por la “mayor invasión de la historia” de maníacos asesinos provenientes de “todos los rincones del mundo, no solo de Sudamérica, sino también de África, Asia y el Medio Oriente.”
El sentimiento histórico y actual de odio del público estadounidense y de los medios de comunicación hacia los inmigrantes no europeos, junto con la preferencia por los inmigrantes europeos, se ha traducido directamente en leyes y políticas gubernamentales que reflejan ese mismo sesgo
ACTUAL PERSECUCIÓN DE LATINOS
En una repetición de lo ocurrido en la década de 1930, el gobierno de Estados Unidos promete actualmente deportaciones masivas de latinoamericanos, invocando la antigua y poco conocida Ley de Extranjeros Enemigos de 1798. El presidente Trump supuestamente dejó en claro en una conversación privada en la Oficina Oval que su “jerarquía racial… [coloca] a Europa, particularmente a la Europa nórdica, en la cima; a Asia, en el medio; y a las naciones de África, el Caribe y América Latina, en el nivel más bajo,” y prometió deportaciones masivas de hasta 20 millones de personas.
El caso más destacado de la campaña de deportaciones masivas del gobierno involucra a Kilmar Ábrego García. A pesar de vivir legalmente en Estados Unidos y de no tener cargos ni condenas penales, en marzo de 2025, Ábrego García fue deportado ilegalmente al CECOT, el Centro de Confinamiento del Terrorismo de El Salvador, conocido por sus condiciones inhumanas. Aunque fue devuelto a Estados Unidos en junio, Ábrego García fue encarcelado en Tennessee y, posteriormente, detenido por ICE tras su liberación. Falsamente etiquetado como miembro de la pandilla MS-13 por la administración Trump, Ábrego García ha enfrentado continuas batallas legales. Las asueltas batallas legales de Ábrego García demuestran la persecución dirigida e inconstitucional del gobierno contra los latinos.
En el último mes, la Corte Suprema anuló el caso Vásquez Perdomo v. Noem, señalando otro ejemplo reciente de la persecución gubernamental contra los latinos. La orden de la Corte Suprema permite que ICE y la Patrulla Fronteriza en Los Ángeles interroguen y detengan a personas basándose en su apariencia racial y en otros factores motivados por prejuicios raciales, como hablar español o tener un empleo de bajos ingresos. Según la jueza de la Corte Suprema Sonia Sotomayor,
“No deberíamos tener que vivir en un país donde el Gobierno pueda detener a cualquiera que parezca latino, hable español y tenga un trabajo mal remunerado… Yo disiento.”

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