OAKLAND, CA – “¡No nos callarán!”. Estas fueron las palabras iniciales y finales de una importante rueda de prensa celebrada en la escalinata del Ayuntamiento de Oakland, California, el lunes 6 de febrero. Convocada por Carroll Fife, concejal de Oakland, en la rueda de prensa participaron mujeres de color de todo el este de la bahía, como la senadora estatal Aisha Wahab, las asambleístas Liz Ortega y Mia Bonta, la alcaldesa de Oakland, Sheng Thao, los concejales de Oakland Carroll Fife, Nikki Fortunato Bas, Rebecca Kaplan y la organizadora y presentadora de radio Cat Brooks. Organizaciones comunitarias como OPA, C4C, Wellstone, Moms4Housing, ACCE, All of Us or None, APEN, BOP, OEA, EBAYC, APTP, SF Foundation y Wood St. Commons asistieron en apoyo, lo que revela la amplia base que representan estos líderes.
La conferencia de prensa reveló que las mujeres negras y las mujeres de color en puestos de liderazgo, especialmente las que desafían los centros de riqueza y poder existentes en apoyo de las necesidades de las personas que viven bajo una tensión, pobreza y falta de vivienda crecientes, reciben muchas más amenazas y acoso que otras figuras públicas.
Y, aunque estos mensajes abusivos -que llegan hasta el ataque violento, la muerte y la violación- suelen ser abiertamente racistas y misóginos, también está claro que un objetivo clave de tales ataques es acallar las voces que amenazan la riqueza y el poder de los multimillonarios, y de las empresas que los hacen multimillonarios, para poseer y controlar nuestras vidas y comunidades. De hecho, cuando se le preguntó si estos ataques seguían algún patrón, el concejal de Oakland Carroll Fife respondió: “Oh, sí, definitivamente va por oleadas: cada vez que el presupuesto de nuestro departamento de policía y los problemas de personal llegan a las noticias nacionales, mi buzón de voz se inunda de amenazas de muerte. Cada vez que en el Ayuntamiento se habla de la construcción de la Howard Terminal (el nuevo estadio propuesto por los multimillonarios propietarios de los Oakland A’s y el enorme proyecto de viviendas y comercios de lujo), el acoso hacia mí se dispara”.
Dos cosas son ciertas sobre esta situación: Una es que si eres un perpetrador de estos ataques estás haciendo el trabajo sucio para las mismas élites que fabrican y venden los opioides y la heroína que están matando a tu hermano, a tu hermana, a tus hijos. Las mismas élites que pagan tan poco que un electricista de Alabama tiene que tener a su familia viviendo “temporalmente” en una caravana en California para poder ganarse la vida. Las mismas élites que impiden que tu madre o tu abuelo reciban atención médica, y cuya contaminación y productos químicos probablemente les provocaron el cáncer, el pulmón negro o las lesiones laborales en primer lugar. Los mismos multimillonarios cuyas fuerzas policiales equipadas militarmente matan a tu hijo, sobrina o nieto desarmados para mantener a raya a una población cada vez más estresada, empobrecida y rebelde. Bien podrías estar construyendo tu propio ataúd.
La otra verdad es que no podemos dejar solos a estos líderes. La lucha por la liberación siempre ha sido un esfuerzo multirracial en Estados Unidos, y este es un momento histórico en el que tenemos la oportunidad y la necesidad de acabar con la supremacía blanca de una vez por todas.
Cuando dicen: “No nos silenciarán. . . . seguiremos alzando la voz, y seguiremos haciendo este trabajo transformador”, es necesario que haya mucha más gente, de todos los colores, que se ponga activamente al lado de estas valientes mujeres líderes -nuestras líderes, que hablan con nuestra voz- y diga “si quieres llegar a ellas, tienes que pasar por nosotras”.
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