En septiembre, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, usó dinero de un fondo estatal especial de Florida para engañar a 48 solicitantes de asilo cuando los llevó en avión desde Texas a Martha’s Vineyard.
DeSantis, quien es ampliamente considerado uno de los principales candidatos republicanos para las próximas elecciones presidenciales, utilizó a personas que han vivido experiencias migratorias desgarradoras como peones para promover sus aspiraciones políticas. DeSantis ahora enfrenta varias demandas e investigaciones.
DeSantis no es el único político que envía inmigrantes de las zonas fronterizas a otras ciudades como una artimaña política.
Desde mayo, el gobernador de Arizona, Doug Ducey, ha transportado en autobús a varios miles de inmigrantes a ciudades de la costa este, imitando la campaña del gobernador de Texas, Greg Abbott, que también ha transportado a más de 11 000 inmigrantes a Chicago, la ciudad de Nueva York y Washington D.C., incluso cerca de la residencia de la vicepresidenta Kamala Harris. Abbot también se considera un candidato probable para la nominación presidencial del Partido Republicano.
Pero con DeSantis, la información sobre cómo su afiliada, Perla Huerta, ahora conocida como ex agente de contrainteligencia militar, atrajo a los migrantes con información falsa y la promesa de empleo, es preocupante. Según un informe del New York Times, Perla apuntó a migrantes venezolanos en un refugio en San Antonio. Ella alimentó y alojó temporalmente a los migrantes después de asegurarles que tendrían trabajo y beneficios monetarios en Martha’s Vineyard.
A los migrantes se les dijo que buscaran un centro comunitario donde supuestamente les esperaban servicios y apoyo una vez que llegaran. Nadie sabía que los inmigrantes estaban en camino, y la promesa de empleos y beneficios era una completa invención para engañarlos.
Las acciones que toman DeSantis, Abbot y Ducey son peligrosas porque tratan a seres humanos como objetos , disminuyen su agencia y tienen el propósito de infundir miedo deliberadamente en los solicitantes de asilo que ya son vulnerables a actos extremos de violencia.
Abbot, por ejemplo, ha gastado más de $4 mil millones de dólares en la Operación Lone Star (OLS por sus siglas en ingles) desde marzo de 2021, lo que implicó el despliegue de más de 10,000 miembros de la Guardia Nacional y soldados del Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS por sus siglas en ingles) en áreas fronterizas con México. La División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia está investigando si el DPS somete a las personas que arresta a “condiciones de confinamiento diferenciales e ilegales basadas en su raza u origen nacional percibido o real”.
Más de 100 organizaciones de defensa presentaron una queja de 50 páginas en diciembre de 2021 con acusaciones de que con OLS, Abbot permite la elaboración de perfiles en función de la raza y el origen nacional, que los arrestos ocurren sin causa probable y que otras irregularidades, incluido el encarcelamiento prolongado de hombres negros y morenos, ocurre frecuentemente.
La denuncia también señala que en el condado de Kinney a lo largo de la frontera en el oeste de Texas, “el liderazgo ha expresado su apoyo al uso de grupos de vigilantes”, algunos de los cuales “apoyaron el ataque del 6 de enero de 2021 contra el Capitolio de los Estados Unidos”, para llevar a cabo operaciones de vigilancia fronteriza. Durante décadas, los vigilantes que operan a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México han utilizado la violencia extrema como principal curso de acción al interactuar con los migrantes.
En Texas, dos hermanos gemelos enfrentan cargos de homicidio involuntario después de matar a tiros a Jesús Iván Sepúlveda Martínez, de 22 años, y herir a una mujer en lo que parece ser un asalto a un grupo de inmigrantes en el oeste de Texas en septiembre. El tirador es un guardián de un centro de detención de inmigrantes con fines de lucro. Los testigos dicen que escucharon a los hermanos gritarles blasfemias en un español entrecortado mientras disparaban. Ahora, los miembros de la familia en México exigen justicia para Sepúlveda Martínez, quien según su familia, los hermanos “trataron de cazarlos como animales” cuando dispararon contra el grupo.
Es vergonzoso que DeSantis, Abbot y Ducey hagan política con la vida de las personas que buscan asilo y que son extremadamente vulnerables al abuso. Su base política puede aplaudir este “teatrito” peligroso que podría provocar actos de violencia más horribles, pero eso no debería absolverlos de la responsabilidad y culpabilidad que comparten al incitar a tales actos de violencia.
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