Los Ángeles ha sufrido las consecuencias extremas de que los políticos antepongan las ganancias a las personas, y es solo una de las primeras ciudades en ser blanco de la administración Trump. Durante mi viaje para visitar a amigos en Los Ángeles, me impactaron todas las dificultades visibles que afectan a mis amigos, sus familias y comunidades. Las personas indocumentadas tienen miedo de salir a la calle, los vendedores ambulantes son expulsados, las personas sin hogar son tratadas con falta de humanidad y barrios enteros han sido arrasados por los incendios de Palisades y Eaton. Y, sin embargo, vi muchas oficinas de lujo, coches autónomos y boutiques elegantes.
Siempre he imaginado Los Ángeles como dos grandes ciudades en una. Una ciudad atiende a los ricos y la otra es un campo de batalla donde la clase trabajadora lucha por sobrevivir. Los Ángeles es un claro recordatorio de la enorme brecha de riqueza que existe en el país y del aumento interminable del costo de vida. No es raro que las personas tengan dos o tres trabajos para llegar a fin de mes, pero la administración Trump ha agravado la lucha por la supervivencia. Con la creciente amenaza de las deportaciones, muchas familias indocumentadas han evitado salir a la calle, lo que les ha hecho perder ingresos vitales.
La gentrificación en toda la ciudad no ha hecho más que intensificarse a medida que negocios más modernos y caros sustituyen a las tiendas pequeñas y familiares. Highland Park es solo una de las últimas zonas en las que se ha producido la gentrificación, pero otras zonas como Echo Park, Silverlake y el centro de Los Ángeles son testimonio de lo que ocurre cuando se sustituyen comunidades enteras.
Mientras caminaba por MacArthur Park, un barrio predominantemente centroamericano, no pude evitar sentirme inquieta al recorrer sus calles. Antes, los vendedores ambulantes vendían juguetes, comida, ropa y artículos para el hogar en las aceras, pero debido a las recientes políticas municipales se les ha prohibido vender. Ahora hay vallas que bloquean las aceras donde antes los vendedores ambulantes desempeñaban un papel fundamental en el barrio, lo que hace que las calle se sientan más inseguras. Es posible que la ciudad de Los Ángeles pensara que estaba «limpiando» las calles al prohibir la venta ambulante, pero lo único que ha conseguido es que la zona parezca más peligrosa y carcelaria. Para empeorar las cosas, unas semanas antes de mi visita, los agentes de inmigración organizaron una espectacular operación militar en la que agentes federales armados tomaron el control de la calles. La persecución de los barrios de inmigrantes ha sembrado el miedo entre las familias inmigrantes, no solo en MacArthur Park, sino en toda la ciudad y en todo el país.
En medio de las amenazas de redadas migratorias, se cierne la amenaza del cambio climático y su impacto en nuestra vida cotidiana. Aunque los principales medios de comunicación han dejado de cubrir el incendio de Eaton, los residentes de Altadena y Pasadena siguen luchando por reconstruir lo que queda de sus barrios. Al pasar por Altadena, lo único que se veían eran calles desiertas donde antes había casas.
Altadena era una zona históricamente afroamericana de clase media, llena de casas que la gente había conseguido con mucho esfuerzo. Era una de las pocas zonas de Estados Unidos donde la población afroamericana había logrado un estilo de vida de clase media a pesar de las dificultades económicas y la represión del gobierno. Ahora, como consecuencia de los incendios, generaciones enteras se han visto obligadas a evacuar. Muchas personas perdieron sus hogares en el incendio y no pueden permitirse reconstruirlos debido a que las compañías de seguros cancelaron sus pólizas. Los afortunados cuyas casas no se quemaron no pudieron regresar durante semanas, ya que los escombros bloqueaban las carreteras y las toxinas de la zona hacían que incluso respirar fuera peligroso. Incluso si las familias pueden permitirse reconstruir, se ven obligadas a vivir en otro lugar y a pagar el costo de la reconstrucción más el costo del alquiler de otra vivienda. Por si esto no fuera suficiente, los residentes tienen que luchar contra los codiciosos promotores inmobiliarios que se abalanzan para comprar tantas propiedades como sea posible. Como resultado, Pasadena y Altadena parecen ciudades fantasma.
A pesar de toda la incertidumbre y la paranoia que se vive en Los Ángeles, los residentes siguen reuniéndose y divirtiéndose. En la calle Olvera, todavía se puede ver a familias y personas mayores reunirse alrededor de la plaza para escuchar mariachis en vivo y ver bailes ceremoniales indígenas. En La Plaza de Cultura y Arte, una nueva exposición titulada «Un gran día en el este de Los Ángeles: Celebrando el sonido del Eastside» destaca el éxito internacional que se deriva de las influencias musicales del este de Los Ángeles. Cerca de allí, la gente realiza protestas diarias frente al Centro de Detención Metropolitano de Los Ángeles para exigir el fin de los secuestros de vecinos indocumentados. Observé todas estas hermosas reuniones en la misma zona donde, solo unos meses antes, la administración Trump envió ilegalmente a la Guardia Nacional en un intento por sofocar las protestas contra las redadas de inmigración.
Es difícil no sentirse desanimado, pero fue inspirante ver y escuchar cómo los angelinos continúan reconstruyendo, protestando e insistiendo en experimentar la alegría durante tiempos tan difíciles. Como muchos de nosotros, todavía estoy procesando la realidad del clima político y nuestro descenso hacia un estado autoritario. Sin embargo, los residentes de Los Ángeles nos recuerdan que debemos seguir resistiendo a través de acciones cotidianas. La resistencia no siempre tiene que ser una gran marcha, sino que puede consistir en vigilias diarias, llevar comida a un vecino, mostrar el orgullo cultural y seguir expresando alegría. Las cosas se pondrán más difíciles antes de mejorar, pero tengo esperanza en un futuro en el que prevalezcan la humanidad y el amor.
El Tribuno del Pueblo le trae artículos escritos por individuos y organizaciones, junto con nuestros propios reportajes. Los artículos firmados reflejan los puntos de vista de las y los autores. Los artículos sin firmar reflejan los puntos de vista del consejo editorial. Por favor, dé crédito a la fuente al compartir: tribunodelpueblo.org. Todos somos voluntarios, sin personal remunerado. Haga una donación en http: //tribunodelpueblo.org/ para seguir ofreciéndoles las voces del movimiento porque ningún ser humano es ilegal.