Nota del editor: El siguiente artículo fue publicado originalmente por Common Dreams el 19 de mayo de 2025.
En medio de una investigación del Washington Post y del rechazo de los defensores de las libertades civiles, la policía de Nueva Orleans ha suspendido recientemente el uso, aparentemente ilegal y sin supervisión pública, de una red privada de más de 200 cámaras de vigilancia y tecnología de reconocimiento facial para seguir y detener a sospechosos de delitos.
El lunes, el Postpublicó una exposición en la que detallaba cómo el Departamento de Policía de Nueva Orleans (NOPD) se basaba en tecnología de reconocimiento facial en tiempo real proporcionada por Project NOLA, una organización sin ánimo de lucro que opera desde la Universidad de Nueva Orleans, para localizar y detener a sospechosos.
“La tecnología de reconocimiento facial supone una amenaza directa para los derechos fundamentales de todo individuo y no tiene cabida en nuestras ciudades”.
La página web del Proyecto NOLA dice que el grupo “opera el mayor, más rentable y exitoso programa de cámaras contra el crimen en red [de alta definición] de Estados Unidos, que fue creado en 2009 por el criminólogo Bryan Lagarde para ayudar a reducir la delincuencia aumentando drásticamente la eficiencia policial y la concienciación ciudadana.”
Douglas MacMillan y Aaron Schaffer, del Post, describieron el Proyecto NOLA como “un método de vigilancia sin precedentes conocidos en ninguna gran ciudad estadounidense que puede violar los guardarraíles municipales en torno al uso de la tecnología.”
Como informaron MacMillan y Schaffer
La policía utiliza cada vez más programas de reconocimiento facial para identificar a culpables desconocidos a partir de imágenes fijas, normalmente tomadas por cámaras de vigilancia en el lugar del delito o cerca de él. La policía de Nueva Orleans llevó esta tecnología un paso más allá y utilizó una red privada de más de 200 cámaras de reconocimiento facial para vigilar las calles, buscando constantemente sospechosos y enviando automáticamente mensajes a los teléfonos móviles de los agentes a través de una aplicación para transmitir los nombres y las ubicaciones actuales de los posibles sospechosos.
Y ello a pesar de una ley municipal de 2022 que limitaba el uso policial del reconocimiento facial. Dicha ordenanza revocaba la anterior prohibición total de la ciudad sobre esta tecnología y fue criticada por los defensores de las libertades civiles por eliminar una disposición que exigía el permiso de un juez o magistrado comisionado antes de su uso.
“Este es el escenario de pesadilla de la tecnología de reconocimiento facial que nos ha estado preocupando”, dijo Nathan Freed Wessler, subdirector del Proyecto de Discurso, Privacidad y Tecnología de la ACLU, al Post. “Esto es el gobierno dándose el poder de rastrear a cualquiera -para el caso, a todos- mientras hacemos nuestras vidas caminando en público”.
Desde 2023, el Proyecto NOLA -que se puso en pausa el mes pasado en medio de la investigación del Post– ha contribuido a docenas de arrestos. Sus defensores, incluidos el NOPD y funcionarios de la ciudad acreditan la colaboración con el Proyecto NOLA por la disminución de la delincuencia en la ciudad que tuvo la tasa de homicidios más alta de la nación tan recientemente como en 2022. El Proyecto NOLA ha sido incluso presentado en la serie de crímenes reales “Real Time Crime”.
La comisaria de policía de Nueva Orleans, Anne Kirkpatrick, dijo a Project NOLA el mes pasado que sus alertas automáticas deben apagarse hasta que esté “segura de que el uso de la aplicación cumple todos los requisitos de la ley y las políticas.”
Los críticos señalan el sesgo racial de los algoritmos de reconocimiento facial, que identifican erróneamente de forma desproporcionada a las minorías raciales, como un motivo especial de preocupación. Según un estudio federal de referencia publicado en 2019, las personas negras, asiáticas y nativas americanas tenían hasta 100 veces más probabilidades de ser identificadas erróneamente por los algoritmos de reconocimiento facial que las personas blancas.
La ACLU dijo en un comunicado que el Proyecto NOLA “sobrecarga los riesgos”:
Pensemos en Randal Reid, por ejemplo. Fue detenido injustamente basándose en una tecnología de reconocimiento facial defectuosa de Luisiana, a pesar de no haber pisado nunca el estado. La falsa coincidencia le costó su libertad, su dignidad y miles de dólares en honorarios de abogados. Esa identificación errónea se produjo a partir de una imagen fija sometida a una búsqueda de reconocimiento facial en una investigación.
“No podemos ignorar la posibilidad real de que esta herramienta se utilice como arma contra comunidades marginadas, especialmente inmigrantes, activistas y otras personas cuyo único delito sea denunciar o cuestionar las políticas del gobierno”, declaró Alanah Odoms, directora ejecutiva de la ACLU de Luisiana. “Estos individuos podrían ser añadidos a la lista de vigilancia del Proyecto NOLA sin el conocimiento del público, y sin ninguna responsabilidad o transparencia por parte de los departamentos de policía.”
“La tecnología de reconocimiento facial supone una amenaza directa para los derechos fundamentales de toda persona y no tiene cabida en nuestras ciudades”, afirmó Odoms. “Pedimos al Departamento de Policía de Nueva Orleans y a la ciudad de Nueva Orleans que detengan indefinidamente este programa y pongan fin a todo uso de la tecnología de reconocimiento facial en directo”.
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