Las próximas elecciones de Chicago ocurrirán en un momento crítico.
Alguna vez conocida como “La ciudad que funciona”, Chicago ya no funciona, tambaleándose por la desindustrialización, la pobreza, la falta de vivienda y el aumento de la violencia armada.
En 2019, algunos habitantes de Chicago tenían esperanzas cuando la ciudad eligió a su primera alcaldesa afroamericana. Sin embargo, la alcaldesa Lori Lightfoot ahora es profundamente impopular, con el 68 por ciento de los votantes calificando negativamente su desempeño. Se ha negado a recortar los gastos de la policía, ha dado la vuelta a una junta escolar electa y se ha negado a reabrir las clínicas de salud mental cerradas por el exalcalde Rahm Emanuel.
La combinación de una profunda desilusión con Lightfoot y una ola sin precedentes de jubilaciones del Concejo Municipal ha creado una posibilidad única de cambio.
Un total de 345 personas presentaron sus peticiones de nominación de candidatos antes de la fecha límite del 28 de noviembre, solicitando puestos como alcalde, secretario y tesorero, así como puestos en el Concejo Municipal y la nueva junta de supervisión de la policía civil.
Nueve candidatos se postulan para alcalde. Además de Lightfoot, los candidatos incluyen al comisionado del condado de Cook, Brandon Johnson; el Representante Jesús “Chuy” García; el ex director ejecutivo de las escuelas de Chicago, Paul Vallas; y varios otros.
Brandon Johnson es un ex maestro respaldado por el Sindicato de Maestros de Chicago, el Sindicato Internacional de Empleados de Servicios y varios otros sindicatos. Chuy García ayudó a forjar la coalición que eligió al primer alcalde reformista de Chicago, Harold Washington, en 1983. García cuenta con el apoyo de algunos líderes conocidos de ese movimiento.
Mientras algunos candidatos a la alcaldía están presentando las posiciones progresistas que demandan las comunidades, otros están realizando campañas demagógicas. Paul Vallas, el ex director ejecutivo de las Escuelas Públicas de Chicago, ha desatado un bombardeo mediático afirmando que sólo él puede resolver el problema de la violencia armada y alardeando de sus vínculos con la policía.
En varios distritos, los activistas están utilizando las contiendas de concejales para resaltar temas clave. En el Far North Side, varios líderes en la lucha por viviendas asequibles se postulan para puestos en el Concejo Municipal. En el lado sureste, afectado por la contaminación, los activistas que organizaron la oposición a un permiso de la ciudad para un notorio negocio de trituración de metales estarán en la boleta electoral.
Los votantes también tendrán la oportunidad de elegir a los miembros de una nueva junta de supervisión de la policía civil. Esta entidad fue creada como resultado directo de años de lucha de los opositores a la brutalidad policial.
Esta elección brinda a los votantes de Chicago una excelente manera de enviar un mensaje. La campaña proporciona una forma práctica de preguntar a los candidatos que afirman apoyar las demandas de los votantes qué harán realmente esos candidatos para garantizar que se implementen esas demandas. Todo candidato que luche por viviendas asequibles, educación pública, derechos de los inmigrantes y el fin de la brutalidad policial debe recibir apoyo.
Es especialmente importante que la gente vote por buenos candidatos para la nueva junta de supervisión policial. Los votantes de Chicago no deberían permitir que los apologistas de la mala conducta policial arrebaten el control de esos organismos de supervisión por defecto.
La elección de Harold Washington como alcalde en 1983 cambió la política de Estados Unidos. Abrió las puertas del Ayuntamiento a la gente. Este año, si Chicago elige un alcalde y un Concejo Municipal nuevos y progresistas, esa medida sería un importante paso adelante.
Por People’s Tribune
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