El pasado 2 de junio del 2024, se dio un hecho histórico en México. Por primera vez en la historia se elegía a una mujer, Claudia Sheinbaum Pardo, a la presidencia de ese país latinoamericano. Los electores apostaron por una mujer para regir los destinos de la nación por los próximos seis años. Este hecho es muy significativo, ya que muestra que el pueblo mexicano se ha ido abriendo, poco a poco, a los grandes cambios que su país necesita. Por décadas México fue gobernado por la centro derecha, representada por el PRI (Partido Revolucionario Institucional) y por la derecha más conservadora, por el PAN (Partido de Acción Nacional), partidos que han desangrado la nación, entregando sus recursos a las oligarquías nacionales y al capital extranjero. En estas elecciones, los votantes dieron un claro mensaje: queremos que el proyecto político que ha encabezado Andrés Manuel López Obrador de MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional), continúe realizando los cambios estructurales que sean necesarios para mejorar la las condiciones de vida de todos los mexicanos.
El gobierno de Claudia Sheinbaum debe enfrentar una serie de retos, que van desde terminar muchos compromisos políticos pendientes de la administración de AMLO durante la campaña presidencial del 2018, hasta el desarrollo de un estilo de liderazgo propio. Este artículo se propone destacar algunos de los desafíos que enfrentará la nueva presidenta de México.
Claudia Sheinbaum nace en la Ciudad de México en 1962, proveniente de familias emigrantes de Bulgaria y Lituania, de origen judía. Sheinbaum posee estudios en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) y un doctorado en ingeniería en energía y física por la Universidad de Berkeley, California. Este último dato es muy relevante, ya que por haber estudiado a fondo el tema energético, en su agenda de gobierno se propone el desarrollo de energías renovables y sacar a México de esa dependencia histórica de los combustibles fósiles.
Desde sus tiempos en la UNAM, Claudia Sheinbaun, se destacó por ser una dirigente estudiantil muy activa en la vida política estudiantil, participando de un grupo de jóvenes que serían parte de la fundación del PRD (Partido de la Revolución Democrática) en 1989 junto a figuras como Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador (AMLO). También fue fundadora, junto a Andrés Manuel López Obrador del Partido MORENA en el 2011. Entre los cargos públicos que Sheinbaum ejerció se encuentran: la Secretaría de Medio Ambiente, durante el gobierno de AMLO cuando fue alcalde de la Ciudad de México (2000-2006) y jefa del Gobierno del Estado de México, durante el periodo de 2018 a 2023. Como se puede observar, existe un común denominador en la trayectoria política de Claudia Sheinbaum, y éste es la relación histórica que ha mantenido con AMLO durante gran parte de su carrera política. A pesar de tener una relación desde hace muchos años, AMLO tiene un estilo de liderazgo muy diferente a Sheinbaum, caracterizándose por ser un político carismático y elocuente en sus apariciones públicas. Por el contrario, la presidenta electa, se proyecta con una retórica menos persuasiva. Sin lugar a dudas, éste será uno de los primeros desafíos a enfrentar; desarrollar un carisma y liderazgo propio.
Sheinbaum, fue electa presidenta de México con casi el 60% de los sufragios, superando en más de 3 millones de votos a los obtenidos por AMLO en la elección pasada. Esto hecho, claramente, pone en evidencia que los electores mexicanos, no solo están satisfechos con la actual administración, sino que esperan un gobierno de continuidad. Otro elemento importante que demostró la pasada elección, es gran popularidad que goza el gobierno de AMLO, gracias, en gran medida a las políticas sociales implementadas por su administración, las cuales, en su gran mayoría, han estado destinadas a sacar a un gran sector del pueblo mexicano de la pobreza.
No todo ha sido fácil para el actual gobierno. Apenas asumió el cargo AMLO se hicieron una serie de compromisos con la ciudadanía, alrededor de 100, que se sabía que no era posible cumplir en un periodo de seis años de gobierno. El proyecto de gobierno de AMLO se fue estructurándose con años de antelación al triunfo electoral del 2018, por lo menos con dos décadas de anticipación antes de llegar a la presidencia de México, Desde entonces, AMLO era consciente que muchos de los componentes de su proyecto político, solo podrían ser desarrollados con medidas de largo plazo, especialmente aquellos vinculados a la construcción de una economía más justa; mejoría de la salud y la educación pública; atacar las causas que generan la emigración hacia Estados Unidos; la disminución de la violencia; la mejoría del sistema judicial y el ataque frontal contra la corrupción, entre otros.
Si bien es cierto, muchos de los compromisos adquiridos aquel 1 de diciembre del 2018, al asumir la presidencia de México, se han cumplido, como el aumento del salario mínimo, la baja sustantiva de los niveles de pobreza la disminución y de la tasa de desempleo, entre otros, no se puede afirmar que el trabajo para resolver estos problemas haya finalizado. Al contrario, hay muchos compromisos pendientes. Pasaremos a señalar algunos de ellos, los cuales, para ser cumplidos, requerirán de políticas específicas, a mediano y a largo plazo, y que serán parte de los grandes desafíos que enfrentará Claudia Sheinbaum en su sexenio de gobierno.
“Reducir la violencia en un 50%”, fue una de las promesas más importantes durante su campaña de AMLO, lamentablemente, el número de crímenes se ha incrementado durante los últimos años. Más de 180.000 homicidios, en promedio 95 diarios, se han cometido durante su administración, sin contar con más de treinta asesinatos de candidatos a diferentes puestos públicos durante el periodo de campaña electoral de este año. Si a eso se suma el nivel de impunidad de los delitos, que es de un 90%, la situación se torna preocupante. El crimen organizado está enraizado en la sociedad mexicana, al igual que en la gran mayoría de los países de América Latina, y éste ha permeado todos los niveles de la sociedad mexicana, a través de la corrupción de amplios sectores de la sociedad, especialmente a servidores públicos (políticos y funcionarios del aparato estatal) y los agentes encargados de la seguridad ciudadana. Para resolver este problema, no basta solo la persecución de los delitos y encarcelar a los responsables de los mismos, sino, que se deben diseñar estrategias que puedan ofrecer otro tipo de soluciones. Claudia Sheinbaum, se hizo eco de esta visión, y propuso enfrentar la violencia, en todas sus manifestaciones, acabando con el flagelo de la pobreza, estimulando una mejor distribución de la riqueza y la generación de mayores oportunidades para los jóvenes, a través del acceso a la educación. Se escucha fácil, pero todos sabemos que este es un problema complejo. Será interesante observar las medidas concretas que tomará la nueva presidenta para enfrentar esta situación.
En cuanto a la economía, AMLO prometió un crecimiento anual de un 6%, lo cual fue una proyección bastante optimista. En el año 2023 la economía mexicana creció el 3.2%, y si sacamos un promedio de los últimos 5 años del sexenio, el crecimiento anual fue de un 0.8%, mostrando solo una mejoría marginal durante los años 2022 y 2023. Uno de los grandes problemas es la inflación, la cual durante el mes de abril alcanzó el 4.6 %, afectando el costo de vida en general, pero especialmente en el área de los combustibles.
Como se mencionó anteriormente, uno de los aciertos del actual gobierno fue la baja significativa de los niveles de pobreza, reduciendo la tasa de 43.9% al 36.3 % durante el 2022, sacando de la pobreza a casi nueve millones de mexicanos, además del incremento de las pensiones a los jubilados. En el área económica, Claudia Sheinbaum, continuará enfrentando grandes desafíos, debido a la dependencia económica, histórica, que tiene México con los Estados Unidos. Una solución a este problema, sería que la nueva administración procure ampliar las relaciones comerciales con otros países de la región y con naciones que están proponiendo la construcción de relaciones comerciales con una visión multipolar, como son los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), organización que representa un mercado del 40% de la población mundial y un 25% del PIB (Producto Interno Bruto) mundial. Si México quiere que respeten su soberanía, es determinante romper con la dependencia económica con los Estados Unidos.
Otro compromiso incumplido por la actual administración, fue el esclarecimiento del asesinato de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa. Para ser justos, AMLO, sí cumplió con la creación de una “Comisión de la Verdad”, pero los resultados que arrojó dicha instancia, han dejado insatisfechos a los familiares de las víctimas y a la sociedad mexicana en general. El nuevo gobierno debe insistir en el esclarecimiento de tan horrendo crimen, como muestra del interés político y moral del gobierno, por acabar con la impunidad y mostrar al mundo un claro compromiso con la defensa de los derechos humanos en México.
Finalmente, otro de los grandes compromisos incumplidos, fue el de la migración de mexicanos indocumentados a los Estados Unidos. En esta área, el gobierno de AMLO deja mucho que desear. El presidente saliente afirmó, que en su gobierno se iba a crear un estado de bienestar tal, que no iba a ser necesario que los mexicanos emigraran hacia los Estados Unidos. Por lo visto, ni siquiera se está cerca de alcanzar este objetivo. Lamentablemente, la actitud del gobierno de AMLO deja un sabor amargo en esta materia. Por un sinnúmero de razones, esta administración ha hecho una serie de concesiones al gobierno estadounidense, ayudándolos a detener la inmigración en la frontera y dificultando la llegada de las caravanas de inmigrantes centroamericanos que atraviesan el territorio mexicano para llegar a la frontera de los Estados Unidos. Está demás recordar, que el fenómeno migratorio no es “casual”, responde, en gran medida, a las relaciones económicas y políticas “leoninas” que el gobierno norteamericano ha establecido con las naciones de América Latina. Estados Unidos no solo ha desangrado económicamente a los países latinoamericanos, sino que, históricamente, ha incentivando conflictos regionales, buscando la desestabilización política de estas naciones, beneficiando a las oligarquías nacionales y defendiendo sus intereses económicos en todo el continente. Estas son las verdaderas causas de la inmigración “ilegal” hacia el Norte, y esta situación no ha cambiado en décadas. Por lo tanto, es muy difícil entender que un gobierno progresista en México, se preste para servir de “guardián” de los intereses de los Estados Unidos en la región. Indiscutiblemente, esta situación debe cambiar, independientemente de los resultados de las elecciones presidenciales estadounidenses en noviembre próximo. Quién sea el nuevo presidente de los Estados Unidos, la postura de México debe priorizar los intereses de sus connacionales y de sus hermanos centroamericanos.
Claudia Sheinbaum asumirá la presidencia el 1 de octubre del presente año. Esperamos con optimismo que su gobierno pueda realizar los cambios estructurales que el pueblo mexicano tanto necesita. Ojalá que sea fiel a lo que manifestó durante su campaña: “Vamos a seguir haciendo de México, cada día, un país más justo, democrático, libre y soberano”.
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