Apoyar a la candidata presidencial del Partido Verde: Jill Stein
Jill Stein, candidata presidencial del Partido Verde, es madre de familia, ama de casa, doctora, experimentada profesora de medicina interna y pionera defensora de la salud ambiental.
En Massachusetts, de donde es originaria, ella encabezó con éxito diversas campañas para que las plantas generadoras a base de carbón fueran más limpias, para eliminar mercurio y dioxinas del aire, del agua y del abastecimiento de alimentos; y para disminuir el grado de influencia del poder económico corporativo en las políticas estatales.
Como candidata por el Partido Verde Arco Iris, la Dra. Stein ha presentado su postulación para gobernadora, representante estatal y secretaria de estado en Massachusetts, puesto para el que obtuvo 350,000 votos.
El Tribuno del Pueblo entrevistó a Jill Stein poco tiempo después de la convención del Partido Verde, celebrada este verano en Baltimore.
TP—¿Cuál es su postura y la del Partido Verde en cuanto a la inmigración en general?
JS—Creemos que los derechos de los inmigrantes forman parte de los derechos humanos. Debemos crear una vía jurídica que los acoja y los conduzca a una ciudadanía plena. También consideramos que se debe repudiar la demagogia que promueve las sospechas delictivas por caracterización racial y la demonización de los inmigrantes.
TP—¿Podría comentar sobre la ley antiinmigrante de Arizona y las leyes similares que han surgido en otros estados?
JS—Estas son leyes de caracterización racial y se deben tratar como violaciones a los derechos civiles—desinforman, son dañinas e innecesarias.
¿Por qué surgen estas leyes en un momento en que los Estados Unidos está enfrentando problemas económicos? Esto ayuda mucho a explicar lo que está sucediendo.
La causa y los verdaderos culpables de la lucha económica no son los pobres, los inmigrantes o la gente de color, sino Wall Street y los bancos que malgastaron recursos, cometieron fraudes y abusos, y colapsaron la economía.
Además, la riqueza y los recursos de la nación están concentrados en manos de muy pocos, lo cual es un desastre para nuestra democracia y nuestra economía.
[La ley de Arizona] es una demagogia política que intenta canalizar un descontento legítimo y una ansiedad también legítima en un marco muy destructivo y racista que se dirigiría a los inmigrantes como la causa del desempleo.
TP—¿Puede comentar acerca del reciente programa de acción diferida del Presidente Obama para los jóvenes inmigrantes sin documentos?
JS—Yo pondría esto en el contexto del programa S-Comm [o Comunidades Seguras], que ejecutó este Presidente de forma cruel y vergonzosa en los cuatro años de su administración. Durante sus primeros tres años, él deportó a más inmigrantes que George W. Bush en todos los ocho años que estuvo en el poder más de 1 millón de inmigrantes deportados, familias divididas y niños alejados de sus padres vergonzosamente.
Esta es una catástrofe humana. La reciente acción del Presidente para permitir permisos de trabajo por dos años a personas de hasta 30 años, los “DREAMers” [o soñadores en español, refiriéndose a la ley DREAM —desarrollo, ayuda y educación a menores extranjeros], es un pequeño paso hacia la dirección correcta, pero es un esfuerzo mínimo y demasiado tarde.
Necesitamos una vía que les permita obtener una ciudadanía plena y no una que sólo conduzca a un plan para otorgar permisos a los trabajadores, ya que con eso sólo se abarca a una pequeña fracción de los inmigrantes, los cuales son miembros esenciales de nuestra economía y nuestra comunidad.
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